El caldero negro es también una herramienta mágica, simboliza la esencia de la diosa en donde todo cobra vida, es un recipiente de transformación en donde se genera vida y creación. “Cambia todo lo que toca y todo lo que toca cambia”
Sus tres patas representan cada uno de los aspectos de la Diosa: La doncella, la madre y la anciana.
Antiguamente el caldero negro era una vasija que utilizaban nuestras bisabuelas en los hogares para cocinar y preparar bebidas sobre todo en las zonas de montaña, ricas en leña, de manera que la chimenea podía estar encendida todo el día y el caldero colgando de una cadena como objeto principal de la cocina campesina.
Está relacionado con el elemento fuego, aire y también es un símbolo del elemento agua de la reencarnación, la inmortalidad y de la inspiración por lo que se ha convertido en una tradición llena de magia y misterio. Su color nos recuerda el humo del fuego y las brasas ardientes.
En su interior se encienden velas, inciensos, se queman hierbas como ruda, romero y albahaca para limpiar y destrabar las energías pesadas de algún lugar, también se queman hojas con peticiones, encantamientos y despojos durante todo el año sin importar fase lunar ni estación del año.
Representa la fuerza y la transformación. Los elementales (salamandras, silfos, genios y hadas de viento) habitan en él y recibe el nombre de “Caldero de la transformación” ya que en él se encierran las enseñanzas de los ancestros y la magia de los tiempos.
Tener un caldero negro en casa es una herramienta muy útil para trabajar con el elemento fuego ya que muchas veces y si sabemos utilizarlo, se va a llevar lo que ya no nos sirve en nuestra vida.
